Tras el terremoto que arrasó Nepal en 2015, la zona más afectada y alejada de la ayuda vio como inesperadamente llegaba un grupo de personas con vehículos cargados de víveres, mantas y lonas para levantar tiendas de emergencia y ayudar. Pronto supieron que la mayoría era pilotos de parapente liderados por miembros de The Cloudbase Foundation, una organización sin ánimo de lucro que busca “devolver algo” a las comunidades en las que volamos y en las que tanto disfrutamos con nuestra pasión.
Puede que se haya hecho conocida por su labor en Nepal -donde continúa trabajando a través de su proyecto local “Karma flights” en la zona cero del terremoto, un año después- pero The Cloudbase Foundation nació hace ya 6 años, cuando unos pilotos estadounidenses se unieron para trabajar con el objetivo común de ser agentes de cambio para pequeñas comunidades desfavorecidas cercanas a sitios de vuelo. No querían ser simples turistas que van con juguetes caros a volar y pasarlo bien, para luego irse sin más. Querían contribuir en algo, dejar algo, cambiar vidas para mejor.
A día de hoy TCF ha puesto en marcha más de 15 proyectos de desarrollo y recaudado muchos cientos de miles de dólares para ellos. Son parapentistas y aladeltistas, y este es un ejemplo de lo que están consiguiendo hoy:
“La Fundación Base de Nube (“The Cloudbase Foundation”) es diferente de otras organizaciones o instituciones de beneficencia donde su lema es ‘danos dinero y entonces estarás de nuestro lado’. Nosotros decimos ’por supuesto que puedes donar dinero, pero también puedes liderar el proyecto, puedes utilizar tu experiencia’. Sea lo que sea que te inspira o apasiona para hacer estas cosas, queremos conectarte con ese lugar, si es posible”, nos explica Nick Greece, Presidente de The Cloudbase Foundation, a quien decidimos llamar tras ver y emocionarnos con este video y la labor de la fundación.
Para él es un orgullo decir que en los 6 años de vida de la organización el cien por ciento de los fondos que han recaudado ha sido destinado a los proyectos en terreno, como construcción o financiación de escuelas, becas de escolarización, reconstrucción de viviendas en Nepal, proyectos agrícolas o de desarrollo local, y muchas otras iniciativas que han contribuido a mejorar la vida de cientos de personas en lugares como Haití, Ecuador, Ghana u Honduras.
TCF solo tiene dos empleados en nómina y el resto de personas que allí trabajan son voluntarios, la mayoría pilotos, “porque podemos, porque somos extraordinariamente afortunados de contar con recursos y de tener nuestras necesidades cubiertas”, resume Nick. Una estructura pequeña que permite a la Fundación ser totalmente sostenible.
“Esta no es mi organización, puede ser la tuya. Mi sueño es que ojalá más pilotos de parapente se sientan inspirados a comenzar algo, a crear conexiones más profundas con sus comunidades y a convertirse en agentes de cambio”, dice Nick. “Si la idea es medianamente decente y socialmente responsable podemos ayudarte a ponerla en marcha, aconsejando las mejores prácticas, tratando de identificar la forma en que puedes ser más exitoso. Y luego te tocará a ti, básicamente, juntar el dinero y eso puede ir a través de nosotros porque somos una organización sin fines de lucro”, nos explica el que fuera campeón continental de la PWC, miembro de la selección estadounidense de parapente y editor de la revista de la Asociación de vuelo libre de Estados Unidos (USHPA), además de un activo viajero, fotógrafo y aventurero.
The Cloudbase Foundation está basada en Estados Unidos y tiene el status 501(c) como organización pública de beneficencia.
¿Y cómo comenzó todo?
Casualmente fue en Ecuador, el país donde The Cloudbase Foundation está centrando esfuerzos hoy tras el devastador terremoto del 16 de abril, donde dos pilotos se involucraron con una escuela local en lo que sería el germen de la organización benéfica. Jeff O’Brien y Jeff Shaphiro, pilotos de ala delta, decidieron trabajar para apoyar la escuela bilingüe de Canoa y preparar así a los niños locales para algún día trabajar en la floreciente industria del turismo y salir de la pobreza.
Paralelamente, el propio Nick Greece pensaba en alguna forma de involucrarse con las comunidades desfavorecidas tras participar en el Festival de Parapente de Ghana: “¡Paseábamos por los pueblos con una mochila que cuesta más o menos lo mismo que cuatro de sus casas!” Poco después su patrocinador, la marca de zapatillas Keen Footwear en la que también estaba involucrado Shaphiro, le daba 6 mil dólares para comenzar un programa de becas de escolarización en Nepal.
En aquella época, la piloto de biplazas Isabella Messenger -que hoy lidera los esfuerzos posteriores a la catástrofe en Nepal- residía en Pokhara y amadrinaba a una niña que solía trabajar en un hotel, para sacarla de la servidumbre y devolverla a la escuela. Sareeta, aquella pequeña nepalí, fue la primera niña oficialmente beneficiaria de ayuda de la comunidad parapentística internacional.
Entonces encontraron a Prem Kunwar en Pokhara, hoy uno de los únicos dos empleados de la Fundación. Prem es profesor de secundaria y de idiomas, con una profunda sensibilidad social. “Nos dimos cuenta que esta persona era un increíble agente local de cambio y que nosotros podíamos empoderarlo”, nos cuenta Nick. Le preguntaron qué haría si pudieran ayudarle a conseguir fondos y él propuso comenzar un fondo de becas de escolarización.
Así echó a andar The Cloudbase Foundation.
Las becas Keen han puesto a 6 niños en la escuela y el primero ya se ha graduado en una Escuela de Enfermería. Luego se lanzó el programa Karmaflights, cuyos biplaceros asociados donan al menos un día (10 vuelos biplazas) al mes para financiar becas, apoyar escuelas y, más recientemente, ayudar a reconstruir mientras se sigue dando escolarización a los niños afectados por el terremoto. En Pokhara, donde operan más de 50 empresas de biplazas, muchas están asociadas a Karmaflights pues es también un reclamo a la hora de vender vuelos a los turistas: elegir a quienes donan parte de lo que recaudan.
“Así, descubrimos una manera de utilizar el parapente para hacer sostenible el altruismo, lo cual es extremadamente raro”, nos cuenta Nick.
Prem es actualmente el Director de TCB en Nepal y dirige Karmaflights.org.
[Puedes conocer más su labor en Nepal en este artículo, en inglés]
The Cloudbase Foundation en Nepal:
Tras la catástrofe que costó la vida a más de 8.000 personas y dejó cerca de 21 mil heridos, la organización se dio cuenta que estaba en una ventajosa posición para ayudar en la zona más afectada, Gorkha. Allí han construido unos 1.600 refugios temporales, administran 50 becas de por vida para los huérfanos del terremoto y han reconstruido 11 escuelas y 22 bibliotecas para los nepalíes desplazados por el sismo. También pusieron en marcha nuevos programas de gestión de residuos y centros de distribución de alimentos, además de estar enseñando técnicas de construcción anti-sísmicas con recursos locales a comunidades a lo largo de la región de Gorkha.
Ayuda para Ecuador
La labor en Nepal ha dado una gran visibilidad a The Cloudbase Foundation y se sigue necesitando ayuda y voluntarios allí, sin embargo, hoy la preocupación más grande es lo que ocurre en Ecuador.
Canoa, un pequeño pueblo costero cercano al epicentro y popular zona de vuelo del país, es uno de los sitios devastados por el terremoto de magnitud 7,8, con gran parte de las casas destruidas y muchas víctimas mortales entre la población. Por ello es urgente la ayuda para que la escuelita local “Los Algarrobos”, gestionada por la Fundación James Dean Byrd acoja pronto a los niños en las aulas, no sólo para seguir aprendiendo sino también para ayudarles a superar los traumas que la catástrofe les ha causado. Y también para la reconstrucción.
The Cloudbase Foundation hace también de enlace entre el equipo liderado por Isabella en Nepal, que cuenta con una gran experiencia en atender la emergencia que provoca un terremoto, y los pilotos en Canoa que, en estos momentos, entregan agua, comida, evalúan daños y asignan prioridades para ponerse a trabajar. Allí se han asociado a la organización local “Hombro a hombro” para trabajar en terreno. Pero necesitan dinero, que no llega.
“Lo triste es que nadie parece preocuparse tanto por Ecuador comparado con Nepal, así que vamos a tenerlo mucho más difícil para recaudar dinero. Para Nepal conseguimos cerca de 600.000 dólares, hemos utilizado alrededor de un tercio hasta ahora. Para Ecuador en cambio apenas hemos conseguido 3.000 dólares”, explica el Presidente de TCB [Hoy 27 de abril, la cifra se eleva a U$5.191].
Por eso apela a todos los pilotos del mundo a colaborar a través de The Cloudbase Foundation, no solo con donaciones sino también en forma de voluntariado si es que alguien puede ofrecer algo. “Por ejemplo, supongamos que alguien en España dice ‘ok, yo soy ingeniero y sé cómo construir refugios temporales’, entonces nosotros podemos ayudarle a ayudar”, concluye Nick.
*Si te animas, la famosa marca de cámaras de acción GoPro ha escogido a The Cloudbase Foundation como una de las iniciativas sociales de su plataforma “GoPro for a Cause” (“GoPro por una causa”), gracias a la cual igualará las donaciones que reciba la organización durante 5 semanas. Es decir, si donas 5 euros a The Cloudbase Foundation hoy, GoPro les dará otros 5: tu donación se transformará en 10 euros y, aún mejor, ayudará a alguien a reconstruir su casa o a un niño a ir al colegio. Cualquier cantidad suma. Hasta finales de mayo 2016. http://gopro.com/goproforacause/cloudbase-nepal
+Info: http://thecloudbasefoundation.org/
Ecuador: http://thecloudbasefoundation.org/causes/ecuador-earthquake-relief/