Cuando empiezas a volar, la sensación de libertad te invade rápidamente. Tus sentidos se centran en dominar la técnica y disfrutar del vuelo con ojos de ave, así que tienes la impresión de que no hay fronteras, que únicamente tienes que coger tu equipo y volar de cumbre a cumbre, de pueblo a pueblo, cruzar valles y, por qué no, superar las lindes a otro país. Sin embargo, cuando evolucionas y dominas un poco el vuelo, se abre ante ti un mapa del terreno muy diferente al que veías al principio. Aparecen los rotores, los sotaventos, las sombras del viento… y, además, los límites legales del espacio aéreo. Así que te das cuenta que el vuelo libre no es tan libre como pensabas y que tienes que compartirlo con otros.
El espacio aéreo está dominado por los aviones (comerciales y militares) y la entidad que controla su tráfico civil en España, AENA, dependiente del Ministerio de Fomento, es la que establece dónde se puede volar y dónde no. Y por volar nos referimos a todo lo que salte más de tres metros sobre el terreno, incluido un kitesurf en una playa cualquiera. Adentrarse en las divisiones (y subdivisiones) del espacio aéreo es un quebradero de cabeza sólo apto para entendidos, pues hay zonas en las que está ‘prohibido‘ volar, otras (en la mayoría) en las que el vuelo está ‘restringido‘ y, en algunas, sólo ‘controlado‘. De ahí que, cuando nos llegan noticias como la publicada esta semana por la Federación Andaluza de los Deportes Aéreos (Feada) anunciando la modificación del CTR de Málaga por uno más pequeño (que entrará en vigor a partir del 15 de septiembre), los Locos por el Parapente nos preguntemos ¿qué beneficio real aportará al vuelo libre el nuevo CTR de Málaga?
Antes que nada, aclaremos el significado de cuatro siglas que manejaremos en este análisis: TMA, CTR, Coats y Notam.
  • El área de control terminal TMA (Terminal Manouvering Area, en sus siglas en inglés) es un área controlada sobre uno o varios aeropuertos donde confluyen aerovías (corredores) con rutas de aproximación y de salida. En una zona calificada TMA los aficionados del vuelo libre pueden despegar y aterrizar, pero su altura nunca podrá sobrepasar los 300 metros sobre el terreno para evitar que colisionen con los aviones.
  • Una zona de control CTR (Controlled Traffic Region) es un espacio asociado a un aeródromo (o a varios, si están próximos), cuya finalidad es proteger las entradas y salidas de sus aparatos. En un área calificada CTR está prohibido el vuelo libre desde el mismo suelo.
  • Un Coats o Carta de Acuerdo Operacional es un mapa de una zona concreta que incluye un plan de vuelo actualizado, cuya finalidad es ayudar en la navegación aérea en áreas específicas.
  • Una Notam (Notice to Airmen) es una notificación temporal que hacen los Servicios de Información Aeronáutica para alertar a los aviadores de un obstáculo o peligro en un lugar determinado. Se solicita para que autoricen más altura de vuelo cuando se celebra una competición o exhibición oficial, ejercicios militares, etc. Puede abarcar desde un área pequeña o, como ocurrió en EEUU el 11-S de 2001, todo un país.
CTRMalaga_antiguo
CTR de Málaga vigente hasta el 15 de septiembre de 2016, que será reemplazado por uno más pequeño dejando zonas “libres” para el vuelo ligero. Foto: www.malaga.es

En España existen 12 TMAs, dos de ellas en Andalucía (el TMA de Almería y el TMA de Sevilla, que es el que abarca casi toda la región), y sus consiguientes CTRs en cada aeropuerto. El CTR de Málaga, cuyo objetivo es proteger el tráfico del Aeropuerto Málaga-Costa del Sol, estaba sobredimensionado, como se aprecia en la imagen lateral. Su perímetro se estableció hace muchos años sin tener en cuenta las características técnicas del terreno (aeródromos, poblaciones,…) y desde multitud de entidades (clubs y escuelas de vuelo, ayuntamientos, aeródromos…) se demandaba una revisión para que se ajustara a la actualidad.

La atracción turística de este enclave, que incluye el Torcal de Antequera y la Axarquía de Málaga, hace que sea imposible el cumplimiento de esta normativa (prohibición de vuelo total), máxime con un aeropuerto (el cuarto en España en cuanto al tráfico aéreo se refiere) que deja 14 millones de pasajeros al año, muchos de ellos aficionados al vuelo libre. Los voladores locales llevan pidiendo desde hace tiempo que se levante la restricción y que se legisle para una mayor seguridad de todos, pues el vuelo libre se ha practicado, se practica y se practicará en esta zona a pesar de las normas obsoletas que se basan más en la prohibición que en la regulación.
El problema es que dicho aeropuerto opera una media de 109.000 vuelos al año y, con semejante negocio (su privatización es una realidad denunciada ya por CCOO), ¿qué fuerza puede tener el vuelo libre (Parapente, Paramotor, Ala-Delta…) para que reduzcan aún más su CTR? El nuevo mapa hecho público esta semana forma parte de un Plan Federativo de Regulación del Espacio Aéreo Andaluz que, de momento, ha permitido liberar más de 2/3 del territorio del CTR de Málaga antiguo. Y con los datos que acabamos de mencionar, no es de Locos pensar que un CTR más pequeño y con menos terreno que vigilar, pero con el mismo tráfico y rentabilidad, sería más vendible, ¿no? AENA ha atendido principalmente las demandas de 3 aeródromos: el de Leoni Benabu, en la Axarquía, el del Campo de Vuelo de Villanueva del Trabuco y el del Aeroclub de Antequera.
Valle de Abdalajís, en CTR Málaga
Valle de Abdalajís. Volar en parapente allí es un acto de “piratería”.

Pero no ha contemplado, por ejemplo, el despegue del Valle de Abdalajís, que fue el lugar que levantó la liebre cuando un avión tuvo que esquivar a un parapentista que se había cruzado en su camino. Esta zona, utilizada por muchos voladores (novatos y experimentados, nacionales y extranjeros) es un magnífico enclave para el vuelo libre y cuenta con las cuatro orientaciones para despegar. Pero hasta con el nuevo CTR volar allí seguirá siendo un acto de piratería. De momento, lo que han conseguido los aeródromos malagueños beneficiará al resto de la comunidad, pues su territorio será, en un mes, zona de control TMA de Sevilla. A partir del 15 de septiembre, las autoridades ya no podrán sancionar, por ejemplo, a quien vuele en el Trabuco, en Teba o en Antequera, como hasta ahora, puesto que habrán escapado del yugo del CTR de Málaga. Pero para contar con una autorización expresa, es decir, para que el vuelo en estas zonas sea verdaderamente legal y se pueda coger algo de altura, todavía habrá que esperar a que se negocien nuevas Coats.

La Feada asegura en su última nota que ese será su siguiente cometido: “obtener la firma de las Cartas Operacionales (Coats) que corresponden a las zonas de vuelo afectadas”, entre las que, esperemos, estará el Coat que libere al Valle de Abdalajís. Sus gestiones han estado apoyadas por Tickettofly, una empresa que promociona proyectos de aviación ligera y que consiguió, entre otros logros, que AENA aprobara un Notam para que se celebrase la X-Pyr. Así que la tarea no es fácil. Si no se cuenta con un buen ‘lobby’ que apueste por el Parapente, Paramotor o Ala-Delta o una plataforma que, además de la RFAE y la Feada, incluya a los Clubes de vuelo, Ayuntamientos, Consorcios, Diputaciones, etc. y se implique a todas las instituciones relacionadas con el Vuelo Libre, la presión a AENA será como llegar a la cima y darte cuenta de que no tienes ni un metro para desplegar tu vela.
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