Durante la mejor parte de diez años, a partir de 2004, fui el único parapentista en Honduras. Vine de una comunidad de pilotos en Canadá occidental, por lo que al principio sentía una mezcla de emoción y mucha ansiedad mientras comenzaba a experimentar con las condiciones de vuelo tropicales y a abrir sitios de vuelo aquí. No me llevó mucho tiempo encontrar dos zonas a menos de una hora en coche de la capital, Tegucigalpa, y comencé a volar cada fin de semana. Los pilotos visitantes eran escasos pero una conexión única y acogedora me daba una sensación de comunidad. En cierto sentido, todos los visitantes que llegaban a volar se convertían en un nuevo miembro de una especie de comunidad para mí. A pesar de la muy limitada infraestructura y el difícil acceso a los despegues, no se me ocurre un solo piloto que no haya quedado encantado con el vuelo, especialmente el cross country que se puede hacer aquí.
En muchos lugares del mundo en desarrollo, cuando un parapente aterriza a las afueras de un pueblo pequeño, todos los niños salen corriendo de sus casas a ver esta inspiradora cosa que vuela… Incontables veces he sido recibido por multitudes de niños llenos de curiosidad en campos de aterrizaje remotos. También me saludan a gritos cuando estoy volando en las montañas por encima de pequeñas aldeas aisladas. Tan increíble es un parapente, tan silencioso que podemos escuchar lo que ocurre abajo mientras volamos. Ese sonido particular que se levanta es una expresión de pura alegría, que viene de los niños que miran por encima de su vida de pobreza extrema, niños que quizás nunca lleguen a explorar sus propios sueños, y sin embargo, todavía se inspiran sólo de verme siguiendo mi pasión. Estos niños también tienen sueños, algunos incluso quizás de volar….
Luego está Argenis, que tenía 14 años la primera vez que lo conocí… en un campo de aterrizaje con otros 20 niños, pero él era diferente. Yo no hablo mucho español, pero recuerdo a este chico que hacía todo lo que podía para comunicarme algo realmente importante. La siguiente vez que aterricé estaba allí otra vez, y ese fue un patrón que se convirtió en una amistad y finalmente, en el nacimiento de la Asocición de Parapentismo de Honduras, APH.
El trabajo me llevó lejos del parapente y de Argenis en 2010 y durante varios años estuve en la costa norte de Honduras. Argenis estaba fuera del lugar y de mi mente hasta un día de 2012, cuando recibí una llamada de él. Me dijo que yo había olvidado la promesa que le había hecho, de que un día él volaría si creía en ello con suficiente fuerza. Me dijo que él no lo había olvidado, que nunca se había dado por vencido, y que había estado criando pollos durante varios años para ahorrar U$1.000, ¡ahora estaba listo para comprar su vela y aprender a volar!
Puso el balón directamente en mi cancha, y lo único que podía hacer era tomar la decisión de encontrar una manera de cumplir mi promesa. Para hacer el cuento corto, encontré la ayuda que necesitábamos a través de “The Cloudbase Foundation” (‘Fundación Base de Nube’), que es una ONG estadounidense formada por pilotos de parapente comprometida en beneficiar a comunidades alrededor del mundo que están conectadas al parapente.
En abril de 2014 dimos la bienvenida a un grupo de instructores y descargamos el contenido de una camioneta de equipos donados con la misión de enseñar a Argenis y un pequeño grupo local de chicos a volar. Para final de mes ya estábamos volando con Argenis y un par de otros chicos. Fundé la Asociación de Parapentismo de Honduras para dar sostenibilidad a la iniciativa y para recibir y cuidar el equipo donado.
Mi sueño inicial se realizó cuando pudimos compartir la alegría de volar juntos por primera vez. Pero los sueños evolucionan y éste comenzó a evolucionar con una revelación y con el apoyo de Cloudbase Foundation. La revelación es que comenzar una nueva comunidad de parapente es único en el sentido que podemos decidir cómo será nuestra comunidad. Con la orientación de Cloudbase inmediatamente decidimos que seríamos una fuerza positiva en la comunidad local, que es extremadamente pobre. En nuestro primer año reunimos fondos para proporcionar materiales educativos para 250 niños, donamos las bibliotecas escolares y ayudas de aprendizaje a tres colegios, y uniformes y zapatos para 50 alumnos.
Esta inversión en educación ha demostrado ser muy eficaz. De alguna manera expresar que creemos en el valor de estos niños ha despertado un interés en la propia comunidad… así se formó un grupo de padres cuando les dijimos que queríamos conectar la escuela a internet y darles computadores. Mientras estábamos ocupados tratando de encontrar una manera de financiar la construcción de las aulas necesarias, este grupo de padres comenzó a hacer presión en el municipio local.
Acabamos de enterarnos que se ha aprobado la construcción y en septiembre esta pequeña escuela de una sola habitación tendrá su nuevo laboratorio de computación, y el profesor tendrá pleno acceso a cualquier información que desee a fin de mejorar la educación en su comunidad. Y vemos que la comunidad está unida alrededor de una idea: que la educación es importante para el futuro de sus hijos.
Argenis es un piloto nato y apasionado y su sueño también se está desarrollando. Ha sido amablemente invitado a Austria por Tomas Moser del equipo Liiischer que voló aquí en 2015. Le llevará algún tiempo estar preparado ya que tiene que aprender inglés primero, pero mientras tanto estamos trabajando en enviarlo a la República Dominicana donde podrá entrenar durante tres meses para ser el primer piloto de tándem hondureño.
De ser el niño que creció criando pollos se ha convertido en el joven al que todo el mundo mira hacia arriba mientras él vuela sobre su pueblo. Su vida tiene opciones que incluyen ganarse la vida decentemente siguiendo su pasión. Más que eso, en un pueblo pequeño y muy pobre en uno de los países más pobres en las Américas, Argenis junto con sus amigos voladores es una inspiración de que vale la pena tener sueños y que nunca rendirse puede llevarte a vivirlos. Ahora otros hondureños están aprendiendo a volar y el interés en el parapente está aumentando rápidamente. Pilotos biplaza profesionales empiezan a interesarse y hay planes de abrir una escuela.
Yo y otros pilotos que han visitado el país creemos que hemos descubierto una zona de vuelo de clase mundial. Estamos volando en un amplio valle situado en la parte más ancha de Centroamérica, en una zona conocida como el cinturón seco, lejos de la influencia marina. Las térmicas se encienden temprano y las calles de nubes son abundantes para los que quieren volar lejos y rápido. Para finales de julio y la primera semana de agosto planeamos organizar nuestro primer festival de vuelo en Honduras con la esperanza de que al menos algunos pilotos de competición participen para explorar el potencial del valle.
Tras muchos años viviendo en el país, soy consciente de que Honduras tiene una reputación bastante mala, las ciudades sufren de conflictos de pandillas y problemas relacionados con el tráfico de drogas, así que los viajeros deben tener cuidado allí. Pero entrar en la Honduras rural es entrar en un mundo diferente, lleno de personas generosas y de corazón cálido, familias y comunidades muy unidas con deseos humanos simples y comunes: un futuro digno para sus hijos y lo mismo que todos nosotros queremos.
La APH fue fundada con un tema: “Volando por una Honduras mejor”. Así que ven a volar con nosotros y sé parte de la historia.
Jeffrey Miller
*Puedes ver el proyecto de Honduras en la web de The Cloudbase Foundation, donde también puedes donar a esta causa: http://thecloudbasefoundation.org/causes/honduras-schools/
+Info sobre la APH (Asociacion de Parapentismo de Honduras): https://www.facebook.com/parapentismohonduras/
Email: asociacionparapentismohonduras@gmail.com
Tel: 504-9604-3593