Del 16 al 25 de noviembre estuve en Quixadá, Brasil, intentando romper tres récords mundiales: el récord mundial de distancia abierta, de distancia a gol prefijado y de distancia libre con tres puntos de giro.
Siempre había soñado ir a Quixadá, pero confieso que me daba miedo por las historias que oía del despegue y de algunos aterrizajes, así que cuando llegaba la época, me echaba para atrás y no planificaba nada.

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Joanna di Grigoli, la segunda mujer en superar los 400Km volando en parapente, un Gin GTO2, y uno de los pocos humanos en pasar esta impresionante barrera.

Este año, decidí que era hora de ir, además que parecía ser un buen año y tenía algo de dinero por no haber podido ir al campeonato europeo y por la cancelación del campeonato español.

Johanna di Grigoli la tercera mujer en superar los 400Km . volando en parapente y uno de los pocos humanos en superar esta impresionante barrera. Foto: Juan Sebastian Ospina.
La piloto venezolana del equipo GIN, volando en su parapente en Brasil para entrar en el exclusivo club de los 400km. Foto: Juan Sebastian Ospina.

Llegué a Quixadá el 15 de noviembre y al día siguiente hice un primer vuelo de 306 km con el que rompí mi récord personal de 160 km. Mi plan era hacer un “vuelito” de reconocimiento, pero las condiciones estaban tan buenas que me fui viento en cola hasta que me encontré con una lluvia y me fui a aterrizar. No tenía balizas en el GPS y no tenía idea adónde iba, pero estaba tranquila porque Paulo Rocha, quien coordina las recogidas, me seguía con mi Spot.
Me di cuenta que sí podría romper el récord mundial, pero decidí que solo intentaría romper el récord de distancia abierta [actualmente, en 402 km volados por Seiko Fukuoka en Australia] esa semana porque la zona es muy vasta y es muy difícil fijar un rumbo sin conocer la zona.
Luego de unos vuelos de 222, 246, 93 km y uno muy frustrante de 15 km, llegó el último día con condiciones ideales para volar 400km.
El día empezó con un retraso con el chofer, todos saben que en Quixadá hay que llegar temprano al despegue para prepararse con calma y despegar temprano. El día estaba nublado, pero hasta ahora esos habían sido los mejores. Un piloto me advirtió que hoy iba a aumentar el viento y que era posible hacer 400km, pero tenía que despegar temprano. Me apresuré a alistarme y despegué a las 7:22 am. Salí con una corbata, pero pude sacarla sin problema. No tuvimos dificultad para tomar altura en la piedra a la derecha del despegue, pero una vez sobre la piedra me di cuenta que había bastante viento y que a veces volaba en retroceso, así que había que acelerar para poder volar hacia delante. Éramos un grupo de unos diez pilotos, así que era fácil ver dónde funcionaba.

El techo empezó a subir un poco, pero todavía estaba bastante nublado y aunque dos pilotos se arrancaron, me dio miedo irme porque no quería aterrizar temprano.

Finalmente, a las 8:15 dejé el despegue junto al canadiense Brett Zaengelein y trabajamos juntos varias térmicas hasta que enganchamos una calle de nubes hasta Quixeramobim, a unos 30 km del despegue. Delante de mí veía al suizo Kevin y seguimos por la misma calle hasta que lo perdí antes de Boa Viagem, al km 70. Unos italianos que venían conmigo, decidieron aterrizar porque entramos en un hueco azul y no sabían por dónde volar, era su primer vuelo hasta ahí y no tenían las balizas.

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Hacia el final del vuelo, las nubes se dignaron aparecer…

Fui a unas montañitas después de Boa Viagem y vi que en una cantera el polvo salía horizontal, así que había mucho viento. Me pareció que lo mejor era mantenerme alta y buscar una térmica. El viento era tan fuerte, que cuando llegué a la montaña y enfrenté el viento, empecé a volar para atrás y no lograba enganchar la térmica. Logré subir unos metros y luego decidí irme viento en cola para no volar baja en el rotor. Vi unos campos johanna11donde podría aterrizar, pero cuando vi cómo se movían los árboles, decidí girar lo que encontrara para escaparme de ese valle.
Abajo, la térmica estaba súper desorganizada y turbulenta, pero al menos subía. Fui derivando por ese valle hasta una montaña donde encontré una buena térmica. Me di cuenta que estaba metida en un problemón: había demasiado viento y estaba muy térmico, así que lo que tocaba era seguir volando para llegar a una zona más segura. Llevaba 95km y cuando enfrentaba el viento en una térmica, el gps me mostraba velocidades negativas de hasta -10km/h! En cada transición veía cómo estaba el viento para aterrizar, pero cada vez era peor, así que decidí esperar hasta llegar a la llanura a ver si podía aterrizar, pero el viento no bajaba.
Seguí durante 100 km de supervivencia, girando lo que me encontrara y viendo cómo volaba viento de cola a 70-80 km/h sin acelerar. A los 150 km estuve baja, pero había remolinos por todos lados y no quería aterrizar. Encontré una térmica salvaje y gracias a unos ‘zamuros’ [los “buitres” americanos] pude centrarla mejor y subir.

La turbulencia no paraba a ninguna altura, estaba completamente azul y veía lo fuerte de la inversión, pero no lograba pasarla.

Joanna di Grigoli, 400km
400km: récord femenino de distancia en parapente de América

El viento generalmente baja a los 200 km, sobre una meseta, así que decidí continuar. Al principio de la meseta, había un incendio gigantesco cuyo humo no subía sino que se acostaba. Ni loca aterrizaba, pero tampoco quería meterme en ese incendio. Me acerqué un poco y encontré una térmica suave, pero turbulenta y derivé paralela al incendio durante 40 km. Aquí, ya la cosa estaba extrema y cuando giraba viento de cola, veía 90km/h, ¡100km/h! Cuando enfrentaba al viento, veía -20km/h. Estaba muy preocupada y estuve a punto de llorar.

En 16 años volando, nunca me había sentido tan vulnerable ante los elementos, sentía que no tenía control sobre la situación.

Atravesé la meseta completa y llegué a un valle pequeño con unas montañas tipo meseticas y formaciones de roca impresionantes, pero el humo del incendio ya había inundado el valle y la visibilidad era terrible. Encontré una térmica floja que me derivó hasta el otro extremo del valle pero que me subió poco y me fui viento en cola hasta un incendio pequeño. Logré enganchar una térmica turbulentísima pero que me alejó de todo ese problemón.

Entré a una zona tipo Jumanji: pocos aterrizajes y mucha vegetación. Aquí ya estaba un poco más tranquila, porque navegaba a “solo” 80km/h, pero ya no había montañas y estaba menos turbulento. Llevaba 250 km y finalmente pude comer y beber algo.

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Joanna, 400km en el nordeste brasileño

Vi la hora y noté que era temprano, las 2 y algo. Me di cuenta que podía llegar a los 400km si no metía la pata. Logré romper la inversión y subir hasta 2700m, me cambió el ánimo. Seguí volando hasta los 300 km, ya conocía esta zona. El viento había bajado bastante y ya navegaba a 65-70 km/h sin acelerar. Veía nubes a lo lejos, calculé que estaban a unos 50 km y pensé: ¡a buena hora vinieron a aparecer!

Encontré una buena térmica, nada turbulenta, hasta 3300m, la giré hasta que el vario no pitó más.

Johanna, vuela desde XX y es una reconocida piloto de competición y XC. En esta foto de archivo la vemos sobrevolando su caracas natal.
Joanna vuela desde 2000 y es una reconocida piloto de competición y XC. En esta foto de archivo la vemos sobrevolando su Caracas natal.

Decidí acelerar porque veía que el día funcionaba, pero no tenía demasiado tiempo y quería avanzar rápido.
Encontré otra buena térmica hasta 2900m. Vi que había incendios pequeños por todos lados, así que supuse que me ayudarían y aceleré el paso. A esta altura, vi que el viento roló un poco y lo tenía un poco de lado, así que me aseguré de estar completamente viento de cola para avanzar lo más rápido posible y aprovechar lo que quedaba de día. Hice una transición larga rumbo a un incendio y justo antes encontré un +2, pero no subí todo lo que me hubiera gustado.

La vegetación ya había cambiado y era más verde. Un río serpenteaba debajo de mí, pero había grandes terrenos deforestados y muchos incendios por toda la zona. Llevaba 380 km y se acababa el día. Pensé que los incendios me salvarían, pero cuando llegué al siguiente el vario no pitó ni una vez a pesar de que habían llamas grandes. Busqué por todos lados y no subía, pero tampoco bajaba. Me di cuenta que mi vuelo iba a terminar, así que me fui viento en cola siguiendo una carretera. Sabía que ya no rompería el récord, pero quería al menos asegurarme de llegar a los 400km y esperaba por un milagro. Seguí mi planeo y el vario no pitó más, así que calculé que llegaba a un campo para aterrizar con seguridad.

El gps me mostraba 398 km y no había más aterrizajes, empecé a preocuparme, pero finalmente marcó 399 km… ¡400 km!

Me di media vuelta, enfrenté el viento y aterricé sin problema.
johanna09Llegaron dos señores a saludar, pero no estaban muy interesados y se fueron. Estaba desesperada por quitarme el equipo y cambiarme de ropa. Había volado diez horas y las chicas no usamos pee to fly, así que podrán imaginarse el desastre. Ya con ropa seca, pude plegar el equipo y conversar con los niños y adultos que se acercaron.

Mientras plegaba, pensaba en el vuelo y tenía sentimientos encontrados: estaba aliviada por haber sobrevivido a las condiciones más extremas en las que he volado hasta ahora, estaba contenta por haber volado 400km, pero estaba triste por haberme quedado tan cerca del récord mundial.

Johanna Di Grigoli Foto Archivo.
Johanna Di Grigoli. Foto de archivo.

Se hizo de noche y caminé a la carretera. Una señora me invitó a cruzar la calle y a esperar frente a su casa. Dejé de pensar en el vuelo y quería compartir con esta gente tan amable. Vivían en una casa de adobe, era una gente muy humilde. Me sacaron una silla y nos pusimos a conversar. Les expliqué que no sabía si la recogida estaba lejos o cerca, así que me preguntaron si quería un café y por supuesto que acepté. Llegó un muchacho en bicicleta con una niñita que quiso venir a verme porque se había enterado que quien había aterrizado era una mujer. Era muy tímida y no dijo ni una palabra hasta que le pregunté su nombre y su edad.
Me ofrecieron un poco de torta y seguimos conversando en la oscuridad. No tenían mucho, pero estaban contentos de vivir en un lugar tan tranquilo. Finalmente, llegó mi recogida e iniciamos el viaje de vuelta a Quixadá. Llegamos a las 6:30 am para hacer el equipaje y correr al aeropuerto.

Puedes ver el track  de este fabuloso vuelo de Joanna en: http://www.xcontest.org/

El vuelo de 400km de Joanna. Pincha en la imagen para ver el recorrido en el XContest.
El vuelo de 400km de Joanna. Pincha en la imagen para ver el recorrido en el XContest.
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Joanna empezó a volar en 2000 y dos años después ya estaba compitiendo, hasta el día de hoy. Ha sido campeona americana de la PWC 2009 y 2010, además de 1ª mujer en el evento de Chelan, EE.UU. en 2010, y 3a en la PWC de Krushevo en 2012, además de pisar podios en distintos abiertos en el mundo. Amante del vuelo de cross, tiene el récord femenino en Venezuela de 160 km -y ahora el americano de 400km. Joanna es traductora, además de actual editora de la revista digital Cross Country en Español.